Ya sea una caricatura política o de la farándula, un cartel de cine mexicano o sus perfectas portadas para revistas y diarios que hacen gala de un finísimo estilo art déco-nouveau, todos, en algún momento sin querer y sin saber hemos visto algún dibujo del prolífico caricaturista huatusqueño Ernesto García Cabral (1890-1968), mejor conocido como el Chango, ya que en seis décadas de labor incansable, su obra resulta no sólo en piezas de arte sino también en testimonios históricos a través de una deliciosa crónica visual.
Fue uno de los mejores dibujantes que ha tenido nuestro país, nació en Huatusco en el estado de Veracruz en 1890. Cabral trabajó durante toda su vida, fue tremendamente prolífico por sus miles de trabajos de caricatura en los periódicos Excélsior y Novedades y en revistas como La Tarántula, Frivolidades, Semanario Ilustrador, Multicolor, pero principalmente en las portadas de Revista de Revistas, una publicación en donde trabajó a lo largo de 40 años, en la primera mitad del siglo XX, más o menos entre 1910 hasta 1965, un poco antes de su muerte, acaecida en 1968.
Desde muy pequeño comenzó a dar muestras de su talento y a los 17 años fue apoyado por el gobernador de su estado, Teodoro A. Dehesa, para estudiar en la Academia Nacional de Bellas Artes de San Carlos, con una beca de 25 pesotes que le alcanzaban para medio vivir y salir a la calle a comercializar su talento en revistas satíricas como La tarántula, de Fortunato Herrerías y Pablo Prida. Vendió varios de sus chistes gráficos a publicaciones como El Alacrán, el Heraldo de México y Frivolidades.
Pronto se consagró como dibujante en el semanario político Multicolor, que dirigía don Mario Vitoria, en donde realizó algunas caricaturas que parecían atacar a Francisco I. Madero, quien no tardó en mandarlo llamar. Él mismo relató el encuentro: “me ve el presidente, me ve muy joven (tenía 21 años) y yo sólo le digo, no pos yo nomás hago los dibujitos, señor, a mí nomás me los mandan a hacer, y eso me vale a hacerme acreedor de una beca”.
La beca consistió en algo de dinero, un pasaporte y un boleto a París. En aquella ciudad conoció a Diego Rivera, Amado Nervo y el Dr Atl –la crea y nata de bohemia en pleno-. Comenzó a publicar dibujos en Le Rire, La Baionnette y La Vie Parisienne.
Dicen que en aquella época, Diego Rivera y José Clemente Orozco le “envidiaban” el talento y que lo acusaban de no hacer cosas más “grandes” por juerguista y ojo alegre. Juan José Arreola lo describió como “el hombre que más ha dibujado a México”, y fue él mismo quien emprendió una campaña para rescatar a quien consideraba el mejor dibujante mexicano del siglo XX.
La obra de Cabral corresponde a arquetipos de la época, se podría decir que retrató a cuanto personaje popular tuvo a su alcance: rancheros, léperos, señoritas de sociedad, bohemios, adelitas, verduleras, estrellas de cine, millonarios, pachucos, cholos, nuevos ricos, estudiantes rebeldes, hippies y más.
Fue nombrado dos veces «Hijo Predilecto» de su natal Huatusco, y una vez «Ciudadano Preclaro» de Xalapa; entre otros reconocimientos recibió el Premio Mergethaler de la Prensa Interamericana
Colaboró en las campañas publicitarias y en carteles para películas mexicanas donde aparecían Germán Valdez «Tin Tan», Mario Moreno «Cantinflas», Jorge Negrete, Pedro Vargas, Resortes y María Conesa, entre muchos más. Tanto para Diego Rivera como para José Clemente Orozco, su trazo era tan admirable que ambos lo consideraron al unísono como «el mejor dibujante entre todos ellos».
La obra de Cabral recibió en 2012 el nombramiento de «Memoria del Mundo» por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco).
Ernesto falleció el 8 de agosto de 1968 en la Ciudad de México. Para difundir la vida y obra de este gran artista veracruzano, caricaturista, su esposa e hijos crearon en su honor el Taller Ernesto García Cabral.